lunes, 17 de noviembre de 2008

CRÓNICA DE UNA FIESTA ANUNCIADA

Que lo bueno se hace esperar es una certeza compartida y manifestada por todos. Lo que yo no sabía era hasta qué punto. Incluso hay quien dijo esta frase antes de la propia fiesta, con un enfoque premonitorio que asusta. Creo que la fiesta no decepcionó y en cualquier caso agradeció la espera con creces.

Para mí personalmente la fiesta comenzó el jueves cuando el intento de robo de colchones no fraguó y quedó al final en bancarrota. A eso de las 00.00 de la noche cinco individuos, uno de ellos provisto con cámara, procedieron al asalto del edificio en cuya azotea estaban -eso presuponíamos- los colchones. A P. se le olvidó la llave en su casa de Medina. Mala noticia, era el único que tenía copia. Las opciones para llegar hasta la azotea eran varias, e iban desde llamar a los vecinos diciendo <> hasta acceder a la azotea desde otras azoteas colindantes. Por ciero esta última opción es muy absurda porque siempre las puertas de las azoteas están cerradas por detrás. Pero bueno, la idea era entrar en algún edificio que tuviera la puerta abierta o que nos abrieran. T.cerró una puerta que estaba abierta. Tras la decepción nos fuimos con las manos vacías para casa, no sin antes proceder a darnos algún que otro susto. Todo esto queda registrado en vídeo.

El día siguiente amanecía como todos, saliendo el sol, y ya por la tarde con toda la parafernalia comprada procedimos a subir las cosas a la azotea para preparar el terreno. Se me olvida decir que subimos un carro de la compra a lo más añto de la azotea, donde las antenas (doned la antena del portugués, con las consecuencias que esto trajo).

Total, cuando me di cuenta anochecía y ya había gente y empezamos a beber y a hablar. Así estuvimos hasta que cuando miré el reloj, siendo las 22.00 de la noche miré a mi alrededor y contemplé una escena dantesca. Mucha gente, 25 o 30 personas, cada una por su lado. Había subgrupos espontáneos que se rompían y formaban con gran facilidad. La cosa llegó a tal grado de disparate que cuando tuve un segundo de lucidez me di cuenta que llevaba bebiendo dos cubatas seguidos que no sabía de quién era (solo que no míos) y observe, entre otras cosas, como alguien orinaba en una esquina de la azotea, como otro tiraba el resto del cubata a la calle. En definitiva un descontrol absoluto, en el que habíamos perdido la noción de que en realidad estábamos haciendo una botellona en una azotea.

Hubo bailes tradicionales y demás volteretas, que es mejor no recordar ni contar, porque al fin y al cabo unpo quiere ganarse un respeto social. Luego llegó el discursoy al tiempo el portugués nos avisó que ya estaba en casa. Era el momento de irnos.

Se recogió todo en 5 minutos (increible) y luego se bajó a la casa. La situación era surrealista: 20 personas en un salón de 5 metros cuadrados, casi todos de pie, durante un rato. Luego nos marchamos a la calle a festejar cualquier cosa que hubiera que festejar. Hiscimos el coro, manteamos a quien se pudo, se bailó, hicimos el tren, nos reimos. Todo salió a pedir de boca. Después amaneció.

3 comentarios:

The local dijo...

Bueno yo kiero recordar un detalle ke se le ha escapado a ALR, ALR nombra ke estubimos 20 personas mas o menos reunidos en mi piso pero la cosa es ke mientras estubimos allí calleron dos botellas de legendario ke se iva rulando hacia la derecha. Eso fue increible la gente siguio el rollo al primero ke lo hizo no se yo kien fue, jeje, y cogia la botella y boom, chupitazo!!

Fernando.

Anónimo dijo...

Ostia tío... tampoco me acordaba de eso jajaja. Es buenísimo que voy leyendo lo que escribís y a medida que leo me acuerdo de las burradas que hicimos, ¡¡qué de lagunas chiquillo!!

A_S

Anónimo dijo...

tampoko se comenta nada de un momento ya mitico. El rodaje d todo un reportaje al estilo d callejeros, fue increible.

T10